Las excavaciones arqueológicas son una fuente de información fundamental Los arqueólogos y las arqueólogas son quienes con sus descubrimientos e investigaciones nos permiten conocer el pasado más remoto y cómo era la vida en la Prehistoria.
Entre las herramientas con que contamos se encuentran los objetos, los vestigios humanos y el arte.
En primer lugar, los objetos: herramientas de piedra y de hueso, y a partir del Neolítico la cerámica o los adornos personales, la cestería, la cordelería y los restos de tejido. Todos ellos nos informan sobre la vida cotidiana, las actividades económicas, las prácticas alimenticias, los trabajos artesanales, el vestido o el ornato personal.
En primer lugar, los objetos: herramientas de piedra y de hueso, y a partir del Neolítico la cerámica o los adornos personales, la cestería, la cordelería y los restos de tejido. Todos ellos nos informan sobre la vida cotidiana, las actividades económicas, las prácticas alimenticias, los trabajos artesanales, el vestido o el ornato personal.
En segundo lugar, los restos humanos, cuyo estudio permite averiguar cómo eran los individuos, a qué edad y de qué morían o las enfermedades y dificultades que padecían.
En tercer lugar, las manifestaciones artísticas, tanto de arte mueble en forma de pequeñas esculturas; como rupestre, las pinturas y los grabados en las paredes de cuevas y abrigos, auténticos documentos gráficos de la época que representan mitos y creencias, escenas de caza, recolección y agricultura, momentos cotidianos y de ocio y divertimento.
Todas estas herramientas son fuentes de primera mano para la enseñanza-aprendizaje de la Prehistoria. La arqueología y los museos son recursos que deben estar muy presentes por ser imprescindibles para el estudio de las sociedades pasadas y para la toma de consciencia sobre el valor del patrimonio histórico, cultural y artístico, que debemos conocer, difundir y preservar como parte de nuestra historia.
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